Reseña: El nuevo papel de los documentos cartográficos en la construcción territorial

Edición: Vol.2 Núm.3 septiembre-diciembre 2011

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Roque de Oliveira, Francisco y Mendoza Vargas, Héctor (coord.). Mapas de la mitad del mundo. La cartografía y la construcción territorial de los espacios americanos: siglos XVI al XIX. Centro de Estudios Geográficos, Universidad de Lisboa/Instituto de Geografía, Universidad Nacional Autónoma de México, 2010, 463 pp.

La obra corresponde a la segunda entrega de un importante esfuerzo por develar los secretos que subyacen en la cartografía iberoamericana de otros tiempos. Impulsado por estudiosos y apasionados del tema, este proyecto inicia con la Historia de la cartografía de Iberoamérica. Nuevos caminos, viejos problemas, coordinada por Héctor Mendoza Vargas y Carla Lois, obra a través de la cual se recorre un amplio abanico de temas, temporalidades, significados y visiones del mundo ocultos entre los márgenes de antiguas representaciones cartográficas.

Ahora, en Mapas de la mitad del mundo. La cartografía y la construcción territorial de los espacios americanos: siglos XVI al XIX, se presentan 19 trabajos; cerca de la mitad de ellos son investigaciones originales presentadas en el II Simposio Iberoamericano de Historia de la Cartografía, realizado en la ciudad de México del 21 al 25 de abril de 2008, bajo el tema La Cartografía y el Conocimiento del Territorio en los Países Iberoamericanos. El resto de los artículos fueron una invitación directa a los autores para considerar otras investigaciones que se realizan actualmente en la materia.

Este volumen aborda cuatro ejes temáticos: Las fuentes y la reflexión filosófica e histórica, Los desafíos de la mirada: las nuevas ideas en viejos mapas, Entre las tensiones territoriales y las noticias de Iberoamérica y El horizonte amplio: los mapas y la navegación.

La materia prima (las representaciones cartográficas de los espacios americanos de los siglos XVI al XIX) constituye un importante desafío: no sólo dada la extensión temporal de las series documentales existentes, sino por la diversidad de los agentes involucrados en la práctica cartográfica y las contrastantes culturas de los territorios representados.

El valor de la obra radica en los métodos y modelos teóricos de investigación utilizados para analizar y descifrar los mensajes ocultos de las diferentes representaciones cartográficas.

El primer eje temático reúne un conjunto de trabajos donde sobresalen las propuestas de ampliación de los horizontes teóricos y metodológicos de investigación del texto cartográfico. Raquel Urroz y Héctor Mendoza Vargas parten del argumento del geógrafo británico John Brian Harley, quien analiza los mapas como el arte de la memoria, pues conservan el pasado, la identidad, y es posible interpretarlos como imágenes retóricas; asimismo, presentan un balance general sobre el presente y el futuro del análisis de los mapas mexicanos. En su ensayo, Thomas Hillerkuss y Elizabeth del Carmen Flores Olange siguen las pistas de las fuentes utilizadas por Abraham Ortelius para el diseño del mapa del Reino de la Nueva Galicia de 1579. Por su parte, Beatriz Piccolotto Siqueira Bueno examina los aspectos teórico-metodológicos aplicados al estudio de la cartografía de los ingenieros militares de Brasil del siglo XVII a través de los documentos depositados en los archivos de los Países Bajos, España y Portugal. Cierra esta sección el trabajo de Francisco Roque de Oliveira sobre los cursos de Historia de la Cartografía y La Formación Territorial Brasileña, impartidos por Jaime Cortesão en el Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil entre 1944 y 1950, y las influencias que los mismos llegaron a tener en los principales libros escritos después por Cortesão sobre los temas abordados en sus clases.

El segundo eje del libro reúne dos trabajos dedicados a la cartografía mexicana del siglo XVI y otros dos relacionados con la cartografía urbana brasileña del siglo XVIII. En los tres primeros se privilegia la perspectiva cartográfica producida por autores no profesionales (hasta entonces inmersos en una práctica espontánea de hacer mapas); el último permite una comparación directa con un diseño que ya incorpora la marca de una escuela y del poder oficial que la organiza. En su texto, Ángel Julián García Zambrano ofrece una mirada nueva sobre la transposición de umbrales (entradas) y niveles —conceptos primordiales para las culturas prehispánicas— y su significado en los topónimos interpretados en mapas o pinturas indígenas novohispanas del siglo XVI. Siguen Ana Elsa Chávez Peón Herrero, Gustavo Garza Merodio y Federico Fernández Christlieb, que investigan los componentes de la pintura Atlatlahuca de 1588; en particular, analizan el contexto histórico y geográfico del área representada destacando su carácter estratégico e identifican, a través de la obra, el momento en que los ingredientes europeos y los mesoamericanos se están fundiendo para crear una nueva territorialidad. Cláudia Danasceno Fonseca presenta, para el siglo XVIII, el proceso de poblamiento y de conocimiento de los sertões que dieron origen a los primeros mapas de la región brasileña de Minas Gerais. Por último, Ranata Malcher de Araujo estudia el proceso de urbanización de la Amazonia y de Mato Grosso durante el siglo XVIII a través de la comparación entre la cartografía territorial y urbana de ese periodo.

La tercera parte integra un conjunto de ensayos que cubre un amplio intervalo cronológico que se extiende del siglo XVI al XIX, una diversidad de ejemplos y una amplia cantidad de fuentes consultadas. Alejandra Vega Palma empieza por abordar, de manera simultánea, la narrativa y la cartografía de Perú en la Geografía y descripción universal de las Indias de Juan López de Velasco y parte de ahí para realizar un examen más amplio sobre los agentes y las prácticas responsables de la fijación de un saber sobre el territorio. La cartografía y los inventarios sobre los territorios de la Alta California, firmados por el ingeniero Miguel Constanzó en el último tercio del siglo XVIII, constituyen la materia seleccionada por José Omar Moncada Maya. Sigue un estudio de Ricardo A. Fagoaga Hernández sobre la elaboración de la estadística y las descripciones geográficas del territorio de la Huasteca potosina para 1836. Mário Clemente Ferreira estudia la exploración del espacio fronterizo entre el Mato Grosso y la América Española a partir del descubrimiento de oro en Cuiabá en la década de los 20 del siglo XVIII, y la forma como ese proceso resultó en la recopilación y elaboración de documentos geográficos y cartográficos de utilidad para las cortes de Lisboa y Madrid. En su trabajo, Íris Kantor investiga la dimensión geopolítica de la toponimia presente en los mapas de Brasil entre 1750 y 1850. Esta perspectiva se articula con el caso argentino estudiado por Carla Lois, que nos da una propuesta de interpretación de los topónimos indígenas de la Patagonia de la segunda mitad del siglo XIX. Cierra esta sección un trabajo de Valéria Trevizani Burla de Aguiar sobre las perspectivas teórico-metodológicas que influyeran durante más de un siglo en la elaboración de materiales didácticos para la enseñanza de la Geografía en Brasil, a partir de los precedentes dados por la Corografía Brasílica de Manuel Aires de Casal (1817) y por el Atlas do Império do Brasil de Candido Mendes de Almeida (1868).

El cuarto eje de este libro reúne cuatro trabajos dedicados a la cartografía náutica, tres de los cuales se dedican al vasto espacio marítimo del océano Pacífico (materia, por cierto, siempre indisociable de los procesos de construcción territorial en la historia de América). Este apartado comienza con la propuesta de António José Duarte Costa Canas dedicado a la evolución del arte de navegar y a la introducción de la proyección de Mercator en la cartografía náutica portuguesa, un caso comparativo con la práctica cartográfica de las principales potencias marítimas europeas durante los siglos XVII y XVIII. Miguel Rodrigues Lourenço estudia la representación del archipiélago filipino en la cartografía náutica ibérica del siglo XVI. Centrando su atención en los trabajos de reconocimiento y en los planos de defensa de los puertos de Acapulco, Paita y Callao realizados por Francisco de la Bodega y Cuadra, Guadalupe Pinzón Ríos analiza el conjunto de las expediciones hispano-mexicanas que ambicionaron asegurar el control del Pacífico en las últimas décadas del siglo XVIII. Para terminar, el estudio de Karina Busto Ibarra examina las exploraciones náuticas de los Estados Unidos de América a lo largo de la costa del Pacífico mexicano durante la segunda mitad del siglo XIX, teniendo como base la documentación poco conocida de la United States Hydrographic Office.

Este tipo de trabajos van dejando de lado una de las preocupaciones de John Brian Harley, para quien la mayor parte de los estudios histórico-geográficos “…tienden a relegar a los mapas, junto con cuadros, fotografías y otras fuentes no verbales, a un tipo de evidencia de menor categoría que la palabra escrita”. Así, se abre y amplía una brecha para realizar la lectura experta de los aspectos sociales, culturales, económicos y político-territoriales que guarda la antigua documentación cartográfica.

 

Francisco Javier Moreno Núñez

Autor

Geógrafo, es Subdirector de Planeación Estratégica de la Dirección General de Geografía y Medio Ambiente, Instituto Nacional de Estadística y Geografía.


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