Desarrollo como libertad en América Latina. Fundamentos y aplicaciones

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* Las ideas y opiniones expresadas son de carácter personal, no necesariamente reflejan las de la institución para la cual trabaja.

 

Nebel, Mathias, Pedro Flores-Crespo y Ma. Teresa Herrera (coords.). México, DF, Universidad Iberoamericana, 2014, 442 pp.

 

Éste es un libro relevante, que ofrece una visión panorámica del enfoque de capabilities de Amartya Sen, al cual se hace referencia en español como capabilidades; de conformidad con el pertinente glosario que se presenta al final del libro: “La capabilidad individual puede ser definida como las distintas combinaciones de funcionamientos que es posible realizar. Se trata pues de una forma de libertad: de la libertad sustancial de realizar distintas formas de funcionamientos. Es, por tanto, primordial distinguir de manera precisa la capabilidad de los funcionamientos. La capabilidad corresponde al conjunto de funcionamientos entre los cuales el individuo podrá elegir los que quiere realizar para alcanzar la vida que desea o mejorar su bienestar. Si los funcionamientos son los que el individuo realiza, la capabilidad representa la libertad efectiva que posee el individuo para realizar los funcionamientos que él estima bueno realizar”.

 

La obra es una selección de 19 artículos (más la introducción) desarrollados por un conjunto multidisciplinario de especialistas que participaron en un congreso sobre capacidades humanas realizado en la ciudad de México en 2006. Sin duda, el tiempo transcurrido entre el congreso y la publicación del libro en 2014 refleja un trabajo cuidadoso de selección, depuración y edición de los trabajos originales, ofreciendo un resultado atractivo, balanceado, iluminador y, sobre todo, útil. La publicación lleva al lector de la mano para aprender algunos de los conceptos más básicos del enfoque de capabilidades y, poco a poco, le va presentando aspectos más avanzados, para después abordar las nociones de pobreza, exclusión social y desigualdad y, al final, concentrarse en una diversidad de aplicaciones y desarrollos particulares que hacen evidentes los alcances empíricos del enfoque.

Muchos son los mensajes de esta obra, pero quizá los más generales son: 1) mostrar la relevancia que el enfoque de capabilidades tiene para entender algunos de los problemas más importantes del desarrollo, 2) que el enfoque de capabilidades es un cuerpo de conocimiento vivo, susceptible de nuevos desarrollos y 3) que es un marco flexible pertinente para atender una amplia diversidad de procesos sociales con distintos niveles de generalidad. Además, es un trabajo accesible para quienes están interesados en el estudio del desarrollo, pero tienen poco o ningún conocimiento previo sobre el enfoque propuesto por Amartya Sen; por ello, la obra se erige como una eficaz introducción al tema, que también nos permite ver desde una ventana distinta, y especialmente pertinente, aspectos relevantes de la realidad latinoamericana.

A lo largo del libro se hace evidente lo mucho que se puede hacer en el campo empírico a partir del enfoque de capacidades (capabilidades), pero también lo complejo y demandante que puede ser el atender las necesidades de información, no sólo para medir los funcionamientos ejercidos sino las posibilidades a la mano asociadas con las capabilidades; nos da a probar lo que se puede hacer conceptual y empíricamente desde esa perspectiva y nos engolosina para buscar nuevas maneras de usar la información disponible y a generar nuevos datos que sirvan de manera adecuada al enfoque. Destaca, asimismo, el énfasis en la deliberación y participación como elementos consustanciales al estudio de las capabilidades.

En general, se agradece la claridad de exposición, aunque algunos capítulos en realidad requieren de una lectura pausada por la densidad de los argumentos presentados, los cuales, vistos desde las distintas disciplinas, no siempre son concordantes, pero sí útiles. Si bien cada capítulo es un trabajo independiente y autosustentable, el alcance del libro en su conjunto va más allá de la simple suma de sus partes, dada la complementariedad de los trabajos que incorpora.

La publicación nos remite a reflexionar sobre la dignidad humana, la identidad del individuo y la medida de desarrollo en el marco de las relaciones sociales. Nos recuerda la vigencia de aspectos fundamentales del pensamiento aristotélico que, en forma de potencias, hacen eco en el concepto de capacidades. La referencia al individuo en su contexto nos lleva, asimismo, a una serie de consideraciones en torno a la justicia y la igualdad.

Para quienes tenemos una formación económica ortodoxa (utilitarista en los términos del libro), nos da una oportunidad de mirar nuestra disciplina desde afuera y con un enfoque crítico pero, sobre todo, nos recuerda que el tema del desarrollo son las personas, los grupos sociales, no los bienes ni los recursos y no los modelos, sino la gente. Queda claro, también, que aún estamos lejos de una síntesis que articule el enfoque de capacidades con la economía neoclásica y que nos permita vincular las decisiones económicas en general (en especial a nivel macro), con las exigencias de poner a la gente y sus capacidades por delante.

En este sentido, la obra es una provocación que llega a tiempo para incorporarse al debate en torno a lo que serán las metas de desarrollo post 2015, y debiera jugar un papel relevante en la articulación de los intereses de la región latinoamericana para establecer lo que serán los acuerdos y las guías que conducirán los esfuerzos de desarrollo a nivel mundial durante las próximas décadas. La publicación es una muestra palpable de que el enfoque de capacidades da para mucho más en lo empírico que para construir el índice de desarrollo humano que con tanto éxito ha venido publicando el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y que, en buena medida, es el referente que antecede el auge que ahora tiene el medir el progreso y el bienestar de manera multidimensional, más allá del PIB, en los términos propuestos por la Comisión Stiglitz-Sen-Fitoussi que, a su vez, ha servido de inspiración para que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) adopte una visión más holística del progreso y la refleje en indicadores a través de How´s Life y Your better life index.

Sin duda, hay demanda a nivel mundial por disponer de medidas más completas de progreso y bienestar.

A la fecha, la OCDE ha realizado cuatro foros globales y otros regionales dedicados al tema, cada uno con la participación de representantes de más de 100 países y de diversos organismos internacionales, en los cuales se ha discutido sobre cómo reflejar en indicadores estadísticos una visión del progreso social que muestre mejor lo que es relevante para las personas como destinatarios y agentes del progreso. La comisión estadística Friends of the Chair Group on Broader Measures of Progress (FOC), establecido en 2013 por la Comisión de Estadística de Naciones Unidas, tiene propósitos similares, dado que se creó como respuesta al requerimiento de la Conferencia Río+20 para lanzar un programa de trabajo “sobre medidas más amplias de progreso para complementar la información del PIB a efecto de informar mejor las decisiones de políticas”. La Statistical Office of the European Communities (Eurostat) está haciendo esfuerzos similares, lo mismo que algunas oficinas nacionales de estadística, incluyendo el INEGI, que ahora está por dar a conocer un subsitio en la sección de investigación de su página de Internet, donde se podrá dar seguimiento de manera ordenada a un conjunto de indicadores que den cuenta de mejor forma del progreso de los mexicanos. Esfuerzos en la misma dirección están ocurriendo en algunos estados de la República Mexicana, como Morelos, Jalisco y Guanajuato.

El enfoque de capacidades está presente, sin duda, en todas estas acciones estadísticas mundiales, regionales y nacionales, aunque con toda seguridad se podrán enriquecer al tomar en consideración las propuestas que se presentan en Desarrollo como libertad en América Latina. Fundamentos y aplicaciones, es decir, el libro llega en muy buen momento para empujar una agenda más rica de medición que refleje de mejor manera el enfoque de capacidades que, hasta ahora, ha tenido mucho menos eco en la opinión pública en general y en los medios que el enfoque de calidad de vida de bienestar subjetivo; a mi juicio también relevante y necesario, pero insuficiente para dar un seguimiento de 360º a la evolución de la calidad de vida.

La obra tiene una selección de artículos de lo más afortunada, desarrollados por especialistas de alto nivel, provenientes de diferentes disciplinas y países. Los temas presentados dan una visión panorámica del enfoque, lo exaltan y promueven, pero también presentan críticas aisladas y propuestas para avanzar en la agenda de investigación. Encuentro, sin embargo, que algunos artículos se hubieran beneficiado de una mayor interacción interdisciplinaria, para que el economista maneje mejor los conceptos filosóficos o para que el filósofo conduzca mejor los temas económicos. Asimismo, siento que hizo falta un capítulo de balance que hiciera un recuento de las limitaciones y las críticas al enfoque de capacidades. Sin embargo, aclaro que éstas son cuestiones marginales que palidecen ante los méritos de la publicación.

Algo que aparece en varios capítulos, y que creo atiende a un mal entendido muy extendido, es la diferencia de posiciones entre Amartya Sen y Martha Nussbaum respecto a las listas de funcionamientos o capacidades. Como se plantea en el capítulo de Marlen Dieterlen: “…Nussbaum piensa que existen ciertos requisitos indispensables para que las personas desarrollen sus capabilidades. Por su parte, Sen prefiere dejar el concepto más abierto y no comprometerse con una lista específica de bienes. Ello permite a Sen abrir su concepción de capabilidades a elementos culturales diversos...”; es decir, el distanciamiento de Sen del utilitarismo no implica una visión normativa y objetiva a rajatabla, sino que se da margen a la expresión de prioridades de parte de la propia gente, de abajo hacia arriba, tal como lo expone elocuentemente David A. Croker en su documento sobre participación deliberativa en el desarrollo local, donde nos muestra que en ésta “…la no élite (algunas veces entre sí y otras con la élite) delibera, entra en razonamientos prácticos para examinar propuestas y motivos a fin de fraguar acuerdos sobre las prácticas para el bien común, aquellas que sean aceptables al menos para una mayoría. Tal deliberación incluye el análisis y la formación de valores, incluidos la importancia relativa de los diversos procesos y oportunidades...”. Así, Crocker nos invita a entender la democracia como un “razonamiento público abierto” y nos recuerda que “…Sen exhorta a que incluyamos este ideal deliberativo de democracia en la concepción de los fines y de los medios del desarrollo…”

Esto es algo importante en el sentido de que protege al enfoque de capacidades de las tentaciones axiomáticas que plagan a la teoría económica convencional y que la hacen suponer mucho y observar poco y, en ese sentido, la alejan de la realidad de los seres humanos de carne y hueso. Así las cosas, el desarrollo, como un proceso social horizontal, requiere del empoderamiento de la agencia de las personas, entendida ésta como un concepto que aglutina varias características personales que, como explican Susan Pick y Carolina Ruesga, incluyen elementos como autodeterminación, eficacia, autorregulación y el locus del control interno.

En un enfoque centrado en la concepción del desarrollo como libertad, la identidad del agente que decide y elige se convierte en un objeto de estudio relevante, como lo indica Mathias Nebel en su fascinante capítulo sobre identidad y capabilidad, en el que aborda de forma crítica la noción de identidad de Sen como objeto de elección y su relación con el concepto de filiación de Marta Nussbaum. Nebel argumenta que “…la identidad propia es una pregunta abierta, constante; la respuesta no es definitiva ni objetiva, se trata de una construcción, de un artefacto elaborado en respuesta a la pregunta ¿Y quién soy yo?”.

El diálogo Sen-Nussbaum en torno a la identidad y la relación entre el yo y el nosotros se aborda también por Paula Arizpe, que nos habla de la filiación o filia como eje ético de las capacidades, argumentando que “…el puente entre el bien personal y el comunitario (…) es la virtud de la justicia que consiste en tomar el fin del otro como propio, pero no solamente externa, sino sobre todo, internamente (…) Pues para que la virtud sea completa debe ser deleitable, es decir, gozarse con ella…”. Añade que “…la vida social es, pues, la más absoluta de nuestras voluntades condicionales. Vivir bien es ser heredero y deudor de toda una tradición, de vida, de un acervo intelectual y moral, de su educación y de su desenvolvimiento futuro en todos los planos, pero éste se asume gradual libremente, del mismo modo que se transmite…”; y remata: “Vivir bien, es decir, feliz y plenamente, es hacerlo de acuerdo con la virtud, y en esto el enfoque de capabilidades puede ayudar desde la mirada del análisis y la teoría”.

Como he dicho antes, el libro clama por la pertinencia del enfoque de capabilidades y difícilmente podría encontrarse una argumentación más lúcida y contundente que la presentada por Sabine Alkire, quien se cuenta entre los expertos más reconocidos del mundo en materia de desarrollo, en cuyo artículo plantea que “…la perspectiva que Sen tiene sobre capabilidades y el desarrollo humano representan, en conjunto, un enfoque de tipo más general al género de problemas que la economía y el desarrollo (junto con otras disciplinas) abordan, y que eso tiene un valor distintivo más allá de las contribuciones prácticas y las aplicaciones empíricas de los acercamientos”. Su discusión sobre cómo las ideas mal comprendidas pueden subvertir el propósito de un enfoque me recordó el desatino de haber bautizado a una línea oficial de pobreza monetaria en México como de capacidades, tan sólo para hacerla sonar intelectualmente más apetecible, cuando la metodología utilizada, aunque sólida, no justificaba el uso de dicho término, nodal en el pensamiento de Amartya Sen, pero lejana de la metodología estándar de líneas de pobreza.

Es de subrayarse, también, lo señalado por Alkire sobre medios y fines en el sentido de que: “…una fortaleza fundamental del enfoque de capabilidades es la claridad sobre el objetivo”. De acuerdo con este enfoque, “…el objetivo de la justicia y la reducción de la pobreza (por ejemplo) deben ser ampliar la libertad de las personas para disfrutar seres y haceres valiosos”. En materia de la identificación de los funcionamientos valiosos, destaca su actitud abierta y democrática: “…el enfoque de capabilidades es una propuesta que consiste en evaluar los arreglos sociales de acuerdo con la medida en que la gente posee la libertad de promover o lograr los funcionamientos valorados por ellos…” y “…resulta muy conducente para tareas de participación”. Alkire deja en claro las enormes potencialidades, pero también el gran reto de la operacionalización empírica del enfoque de capabilidades.

Algunos de los autores que participan en el libro toman en sus manos este reto y lo atienden en diferentes direcciones, tal como hacen Javier Igiñiz y Graciela Tonon en su discusión sobre Políticas públicas y libertad, Antonio D’Agata en La representación numérica de las preferencias para la libertad, modelización desde la teoría del consumo para la ostentación, Susan Pick y Carolina Ruesga en Agencia personal, empoderamiento agéntico y desarrollo humano: una perspectiva empírica, María Teresa Herrera en Capabilties enhancing technical choices como alternativa para alcanzar el desarrollo sustentable y equitativo. Un análisis teórico, Pedro Flores y Dulce Mendoza en Uso y utilidad de la idea de desarrollo humano en México y Arely Paredes, María Castillo y María Viga en El enfoque de capabilidades en ecología humana y la evaluación del bienestar, todos los cuales son artículos relevantes por sí mismos y por el hecho de que abren camino para profundizar la discusión y ampliar la investigación que sirva al propósito de iluminar distintos aspectos de nuestra realidad con la luz del enfoque de capacidades y de acercar dicho enfoque a la realidad latinoamericana no sólo para entenderla mejor, sino para transformarla a partir de criterios objetivos y métricas alineadas con un ideal de desarrollo centrado en las personas.

 

Gerardo Leyva Parra

Autor

De nacionalidad mexicana. Es licenciado en Economía por la UAA, tiene una maestría en la misma disciplina por el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y otra en Ciencia Regional por la Cornell University, donde también obtuvo el Doctorado con Especialización en Crecimiento y Desarrollo Económicos; además, cuenta con el Diplomado en Psicología Positiva por la Universidad Iberoamericana. En el ámbito laboral, ha impartido cursos de Teoría Económica en varias universidades y tiene 22 años de experiencia profesional en el INEGI, donde ha sido analista, asesor de tres presidentes, director de Censos Económicos, director general adjunto de Estadísticas Económicas y, a partir del 2009, director general adjunto de Investigación. Fue integrante del Grupo de Expertos en Medición de la Pobreza de la ONU (conocido como Grupo de Río) y del Comité Técnico para la Medición de la Pobreza en México. Es miembro de los comités de Estudios Económicos del Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF), del indicador IMEF del Entorno Económico Empresarial y del de Coyuntura de la Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y Departamentales (ANTAD), así como del Consejo Asesor Técnico del Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP). Participa en los consejos editoriales de las revistas Políticas Públicas de la Escuela de Graduados en Administración Pública y Política Pública (EGAP), Coyuntura Demográfica de la Sociedad Mexicana de Demografía (SOMEDE) e Investigación Económica de la UNAM, y es editor técnico de Realidad, Datos y Espacio Revista Internacional de Estadística y Geografía del INEGI.


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