Envejecimiento por cohortes de la población mexicana de 60 años de edad y más en 2010

 

Edición: Vol.6 Núm.2 mayo-agosto 2015

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Se describe el envejecimiento mediante la sobrevivencia por cohortes decenales de nacimiento de la población mexicana que en 2010 tenía 60 años de edad y más. Es el trayecto estadístico de las cinco cohortes nacidas en las décadas [1901-1910], [1911-1920], [1921-1930], [1931-1940] y [1941-1950], y que tenían entre 0 y 9 años de edad a mitad del último año de cada una. Individualmente, la vejez es la última etapa de la vida, cuya sobrevivencia se determina por situaciones vividas en todas las anteriores etapas. El monto de la población en edades avanzadas es resultado de las diferentes condiciones previamente vividas por las diferentes cohortes de nacimiento. Son grupos de las mismas edades decenales, quienes de modo general compartieron los mismos episodios históricos, ámbitos socioeconómicos, medios culturales y circunstancias de salud pública. Con las tendencias observadas se agregan proyecciones de estas cohortes hasta la extinción de la última cohorte en 2050, bajo hipótesis de cambios ligeros en la mortalidad y ausencia de migración.

Palabras clave: envejecimiento, cohortes.

Demographic aging is depicted through ten-year birth cohorts survival of the Mexican population 60 and over in 2010. It shows the statistical paths of the five cohorts that were born in decades [1901-1910], [1911-1920], [1921-1930], [1931-1940] and [1941-1950]. Each cohort was between 0 and 9 years old by the middle of the last year of each decade. Individually, aging is the last stage of the life-cycle, whose survival is determined by socio-economic and health conditions during all previous stages. Elderly population sizes and characteristics are the outcome of previous cohort conditions. Those ten-year age groups shared the same historical episodes, general socio-economic environment, and public health conditions. Projections of these cohorts are considered until the extinction of the last one by 2050. Underlying projection hypotheses are slight changes in mortality and zero migration.

Key words: aging, cohorts.

Recibido: 6 de diciembre de 2014

Aceptado: 19 de marzo de 2015

 

Envejecimiento demográfico

Prever el futuro social, económico y político de México con el propósito de que el porvenir sea mejor es un compromiso permanente. Sin embargo, la incertidumbre del mañana siempre está presente, y uno de los pocos consensos es sobre el ineludible y creciente envejecimiento demográfico. La manifestación más categórica de este proceso es la progresiva participación en números absolutos y porcentuales de la población en edades avanzadas.

Este artículo presenta una aproximación al tema del envejecimiento mediante un análisis de cohortes decenales de nacimiento de la población mexicana que en 2010 tenía 60 años de edad y más. Mediante las cinco cohortes que tuvieron entre 0 y 9 años de edad en las décadas [1901-1910], [1911-1920], [1921-1930], [1931-1940] y [1941-1950] se intenta vincular la relación del proceso de vida y algunos aspectos que determinan la sobrevivencia para llegar a la vejez. Con tal propósito, este texto resume el proceso demográfico, social, económico y político que se vivió durante el siglo XX y que da lugar al envejecimiento demográfico. Al mismo tiempo, se explora el posible comportamiento demográfico de la población de 60 años y más en la primera mitad del siglo XXI.

La evolución demográfica que marca el envejecimiento y una estimación a futuro se ilustra en la gráfica 1. En ésta se presenta a la población total por décadas desde 1950 hasta 2010 junto a una proyección para el resto del siglo XXI, dividida en los grupos de edad [0-14] que representa a niños y adolescentes, [15-64] muestra la juventud y la vida adulta, así como [60 y +] que se asume como el periodo de la vejez. Las partes altas de las barras (en rosa) destacan la transición entre la menor presencia estadística de la población de [60 y +] en el siglo XX y la aceleración esperada en el XXI. Es posible afirmar que cualquier proyección que se elabore bajo tendencias demográficas plausibles no se apartará sustancialmente de esta semblanza general por edades, indicando lo verosímil del envejecimiento demográfico esperado.

Esta gráfica es una aproximación sencilla y práctica que permite desagregar a la población total en tres grupos de edad a partir de la edad cronológica: 1) niñez y adolescencia, 2) juventud y edad adulta y 3) vejez demográfica. En este ejemplo, la edad de 60 se adopta como el umbral de la vejez, admitiendo que es un corte arbitrario y que viene de concepciones históricas sobre ésta (Bourdelais, 1993; Gastrón et al., 2013).

Feminización y envejecimiento de la vejez

Una observación significativa es que el grupo [60 y +] tiene su propia dinámica demográfica, como lo ilustra la gráfica 2. Se trata de la composición por edades y sexo al interior del grupo [60 y +], mostrando la estructura por edad y sexo según lo anticipan las proyecciones para el siglo XXI. La primera característica que se nota al comparar ambas partes de la gráfica 2 es la mayor presencia de mujeres que de hombres en las edades mayores, situación generalizada que se ha denominado feminización de la vejez.

Otra particularidad es el envejecimiento de la vejez, así denotado porque el grupo decenal de menor edad [60-69] disminuye en el tiempo respecto a las otras edades, el de [70-80] crece de forma ligera y se estabiliza en su tamaño, mientras que el grupo de más edad, de [80 y +], notoriamente es el de incrementos mayores. Ambas peculiaridades, feminización y envejecimiento de la vejez, acarrearán notables consecuencias para la economía, las relaciones entre generaciones, el funcionamiento familiar y, en gran medida, sobre el ámbito de la salud.

Trayectoria por cohortes de la población de 60 años y más en 2010

Desde el punto de vista individual, la vejez es la última etapa de la vida, cuyas condiciones están determinadas por las situaciones vividas en las anteriores etapas. Se han identificado factores sociales, económicos y de salud que desde la gestación, pasando por la niñez, adolescencia, juventud y vida adulta determinan las condiciones en las que se llega a la vejez y cómo se transita en esta etapa final (Gutiérrez-Robledo, 2010), incluyendo la mayor longevidad.

En una concepción paralela, se puede pensar que el número y características del sector de la población en edades avanzadas es resultado de las diferentes condiciones previamente vividas por los grupos en cohortes de nacimiento. Se trata de las edades a las cuales se vivieron episodios históricos, ámbitos sociales y culturales, oportunidades o problemas económicos, así como circunstancias de salud pública.

Las estadísticas censales son, también, un referente sobre los procesos demográficos que la población ha experimentado de fecundidad, migración y mortalidad. El cuadro 1 se elaboró con las conciliaciones de las cifras censales de 1910 a 2010. Las cifras estiman la población a mitad del año censal en los 11 grupos decenales de edad, que van desde [0-9] hasta [100+], las cuales fueron evaluadas y corregidas para que la organización estadística por cohortes quedara en concordancia con los periodos decenales de 1910 a 2010. El seguimiento por cohortes a través de grupos decenales de edad lo ilustran los colores de casillas. Es de comentar que la dinámica de decrecimiento decenal de cada cohorte hasta la extinción es principalmente por mortalidad, pero también influye la migración, aunque en sustancial menor medida.

Las cifras de las casillas del renglón 2010 dan cuenta de las 10 millones 196 mil personas sobrevivientes a [60 y +] en ese año, divididas en grupos decenales de edad provenientes de las cohortes en edades [0-9] en cada una de las cinco décadas de 1910 a 1950. Son el resultado de haber sobrevivido, o de haber inmigrado o emigrado, después de haber transitado en pasadas sucesiones de edades y decenios bajo distintos eventos y condiciones de la historia social, económica y de salud que influyeron sobre la supervivencia. Las cifras en color rojo son una proyección de supervivencia de 2020 a 2050, bajo hipótesis de ligeros incrementos en las esperanzas de vida después de la edad 60 y sin migración asumiendo que en edades avanzadas los desplazamientos son mínimos.

Cohorte 1901-1910

Nacida entre esos años, estaba constituida por 4 millones 795 mil habitantes en edades [0-9] a mitad de 1910. Tuvo su origen durante la última década del Porfiriato e inicio de la Revolución Mexicana, cuando la esperanza de vida era de 28 años. Diez años después y en 1920,2 la cohorte estaba en las edades [10-19] y su tamaño disminuyó de manera considerable a 3 millones 357 mil. Esta notoria merma se ha explicado, sobre todo, por la gran mortalidad infantil, en la sociedad mayormente rural característica de esa época, y en medio de la guerra revolucionaria que causó una explicable migración hacia Estados Unidos. Pero el hecho más notable fue que sufrió una de las mayores pandemias de la historia, la de influenza española en 1918. A partir de 1921 se inició la llamada reconstrucción nacional por parte de los diferentes gobiernos en turno para implementar políticas de salud y educación que paulatinamente se adoptaron en mejora de las condiciones de vida de la población (Gudiño, 2009). En 1930, los sobrevivientes de esa cohorte estuvieron en las edades [20-29] y serían algo más de 3 millones. Para 1940, sobrevivieron 2 millones 702 mil en edades [30-39].

Cohorte 1911-1920

La nacida entre 1911 y 1920 estaba en edades [0-9] en 1920 y eran 3 millones 746 mil, equivalentes a 26% de la población total. El hecho de que ésta fuera notablemente menor que la cohorte de 1910 se explica por la situación social y política resultante del conflicto armado, hambrunas y emigración, además de los efectos de la influenza de 1918. La natalidad disminuyó y se incrementó la mortalidad infantil. A inicios de la década de los 20, la población total del país fue menor, afectando distintos grupos de edad, sobre todo entre las edades productivas y reproductivas. Sin embargo, después de los tiempos aciagos, esta cohorte y las futuras generaciones fueron favorecidas por la paulatina implementación de las políticas de salud pública, en una inercia creciente de reconstrucción e nicios del desarrollo. Asimismo, las cohortes de nacimiento a partir de esta década comenzarían a beneficiarse con el fomento a la educación cuando se creó la Secretaría de Educación Pública en 1921. La esperanza de vida para la cohorte de 1920 subió a 32 años (Camposortega, 1997).

Cohorte 1921-1930

Ésta era 29% de la población total de México en 1930. Este grupo en edades [0-9] con 4 millones 815 mil en 1930 mostró un rápido incremento respecto a la cohorte anterior. El aumento de la población y, en especial, el incremento de esta cohorte dieron cuenta de las políticas sociales y pronatalistas que estaban favoreciendo al crecimiento de la población. Las acciones educativas y de salud se dirigían, principalmente, a proteger a las poblaciones infantil y joven de la época. El discurso del Estado sostenía que éstas constituían el capital humano para el futuro del país. El aumento de la esperanza de vida al nacer para alcanzar 34 años en 1930 (Camposortega, 1997) es también un indicador de que las condiciones de vida y de salud en la población estaban mejorando, que evidenciaba progreso y voluntad política en busca del desarrollo a pesar de un adverso panorama económico.

Cohorte 1931-1940

Era de 6 millones 215 mil personas y constituía 31% de la población total del país en 1940. Comparado con las décadas anteriores, es notorio el aumento del tamaño relativo de la población más joven [0-9]. En 1934 inició la recuperación económica de México y se fundaron escuelas, hospitales, institutos de investigación y educativos, entre otros, como parte esencial de los esfuerzos por el desarrollo. Esta cohorte nació en mejores circunstancias que sus padres y abuelos, resultantes de las políticas públicas en educación incluyendo las intensas campañas de alfabetización. Asimismo, las condiciones de salud fueron mucho mejores que las de las generaciones anteriores, indicio de ello fue el incremento en la esperanza de vida, entonces de 41 años, resultado en parte del desarrollo del capital humano, aunque con efectos limitados dentro de un panorama económico que continuaba siendo poco prometedor.

Cohorte 1940-1950

Fue una población que nació en contextos sanitario y social, económico y educativo aún más favorecedores. Esta generación de 8 millones 300 mil era 31.5% de la población total en 1950, denotando que México se consolidaba como una nación joven. La tasa de natalidad era de 45.6 por mil habitantes y la de mortalidad, de 16.2 por mil, mostrando mejores condiciones de vida y condiciones sanitarias (INEGI, 2009). En la década de los 40, la economía del país empezó a recuperarse matizada por el conflicto bélico mundial. Estados Unidos requería trabajadores del campo, pues gran parte de sus ciudadanos jóvenes estaban en guerra y se estableció el Programa Bracero. Por otro lado, el mercado laboral nacional crecía ante el entorno económico que mejoraba. Asimismo, la seguridad social inició con la creación del Instituto Mexicano del Seguro Social (1944), aunque sólo beneficiaba al trabajo formal. La esperanza de vida para la cohorte de 1950 fue estimada en 49 años (Camposortega, 1997).

Después de 1950

A partir de ese año, la nación se enfrentó a periodos inflacionarios y devaluaciones, por lo cual el mercado laboral de esas décadas no fue suficientemente idóneo para recibir una oferta mayor de mano de obra cuando la economía del país no producía empleos. Durante la década de los 60, México vivió una incertidumbre económica, y los más afectados eran los jóvenes, de las cohortes de 1931 a 1940 y de 1941 a 1950, que resultó en algunos periodos de inquietud social y política. Al mismo tiempo, los logros en la salud pública, reflejados en crecientes esperanzas de vida y mejores condiciones generales de salud incluyendo la atención materna e infantil, produjeron un gran crecimiento demográfico cuyas proyecciones anunciaban grandes demandas en vivienda, educación, trabajo, salud y servicios que serían imposibles de llenar. De esta manera se cambiaron los paradigmas demográfico pronatalistas para pasar a un esquema de planificación familiar para detener el crecimiento demográfico como parte de los planes y programas de desarrollo.

Sobrevivencia y prospectivas de la población de 60 años y más en 2010

El cuadro 2 se deriva de la información del cuadro 1. Se muestra el comportamiento de la supervivencia de la población que tenía 60 años de edad y más en 2010. Se agregan las proyecciones hasta 2050, bajo hipótesis de cambios ligeros en la mortalidad y la escasa movilidad en edades de 60 y más. Cada renglón representa una de las cinco cohortes descritas anteriormente.

El primer renglón señala que, en 1910, la cohorte de 1901-1910 era de 4 millones 795 mil personas entre las edades [0-9]. De ellos, sobrevivieron 1 millón 627 mil a edades entre 60 y 69 años en 1970, lo cual era 33.9% del grupo inicial. En 2010 se estima que de esta generación sobrevivieron 4 500 personas ya con 100 años de edad y más, es decir, 0.28% del grupo [60-69] en 1970. Las cifras también indican que de la cohorte original en 1901-1910 llegaron a centenarios 0.09%, esto es, nueve de cada 10 mil. Bajo este mismo esquema descriptivo se pueden mirar las subsecuentes cohortes.

En 1920, la cohorte de 1911-1920 era de 3 millones 746 mil personas, de las cuales 53.6% sobrevivió a ser el grupo [60-69] en 1980 con 2 millones 7 mil, una proporción mayor respecto a la cohorte anterior, producto de las mejores condiciones de vida del país por urbanización, educación y servicios sanitarios, indicadores que se mejoraran en las décadas posteriores y beneficiando a las subsecuentes cohortes. Del grupo en edades [60-69] en 1980 se proyecta que 9 400 personas, equivalentes a 0.47%, lleguen a 100 años y más en 2020. La supervivencia a partir de la cohorte inicial se espera que sea de 0.25%, esto es, 25 de cada 10 mil.

De la cohorte 1921-1930 de 4 millones 815 mil, en 1990 sobrevivieron 65.6%, es decir, 3 millones 161 mil a las edades [60-69]. Para 100 años y más en 2030, la supervivencia se proyecta a 20 500 personas, esto es, 0.43% de la cohorte inicial, 43 de cada 10 mil. De la cohorte 1931-1940 en 2000, 6 millones 215 mil, sobrevivieron 4 millones 168 mil, esto es, 67 por ciento. De las edades [60-69] a 100 años y más en 2040, la supervivencia se proyecta de 38 900 personas, que son 0.93%, lo que a su vez será 0.63% de la población inicial, 63 de cada 10 mil. De la cohorte 1941-1950 de 8 millones 300 mil, para 2010 sobrevivió 67% con 5 millones 555 mil. De ese grupo en edades [60-69] llegarán a 100 años y más 63 900 en 2050 con una supervivencia proyectada en 1.15%, correspondiente a 0.77% de la inicial, 77 de cada 10 mil.

Comentarios

La información censal y los ejercicios de conciliación de cifras permiten estimaciones sobre la dinámica, estructura y composición de la población en general y de la envejecida en particular. A su vez, las proyecciones demográficas intentan imaginar cómo puede ser la dinámica a futuro bajo ciertos escenarios.

Se muestra que la población que alcanzó edades de 60 años y más en 2010 estaba compuesta por cinco grupos decenales de edad correspondientes a cinco cohortes nacidas durante la primera mitad del siglo XX. Sus vidas transcurrieron a través de distintos episodios históricos, vicisitudes sociales y condiciones económicas cuando tenían diferentes edades de acuerdo con su cohorte. Este tránsito determinó oportunidades y escollos socioeconómicos con efecto sobre su supervivencia. Dentro de otras circunstancias, podemos notar que, principalmente, los avances médicos y sanitarios han propiciado la creciente longevidad. Sin embargo, las mayores esperanzas de vida implican enfermedades crónicas y degenerativas.

Entre los mayores logros en materia de salud pública a lo largo del siglo XX estuvo el controlar, prevenir y erradicar enfermedades transmisibles e infecto-contagiosas, así como crear instituciones e infraestructura hospitalaria para formar paulatinamente, después de la Revolución de 1910, lo que ha sido el sistema de salud. En materia de desarrollo social, el Estado deseaba brindar una mayor y mejor educación a la población con el objetivo de crear el capital humano acorde con las necesidades de un país en desarrollo. De igual manera, se decretaron leyes que favorecieron las condiciones laborales. Desde las primeras décadas del siglo XX se vislumbró a México como una nación joven, definiendo que la mejor estrategia era la escolaridad de esta población. No obstante, en gran medida se cayó en mala administración que en mucho estorbó el desarrollo social y económico incluyendo al educativo.

Parte del envejecimiento se explica por la caída de la fecundidad, es decir, las cohortes más jóvenes adoptaron el estilo de familias con menos hijos con la idea de mejores oportunidades. Asimismo, estas generaciones enfrentaron los escollos de las crisis económicas de 1970 y 1980 que provocaron mayores desigualdades sociales y económicas en el país. Los nuevos mercados laborales ofrecían menos prestaciones sociales y las pensiones de vejez pasaron a ser responsabilidad individual dentro de un sistema económico ineficiente y que no lograba convertir el ahorro financiero en actividad productiva y equidad social.

A pesar de que la población más joven aún ocupa un lugar destacado, la de [60+] constituye un porcentaje cada vez más grande, lo que significa mayores retos en las distintas esferas de la sociedad. De esta manera, es cada vez más importante evaluar el proceso de envejecimiento con miras a crear los planes y políticas adecuadas para mayor bienestar en la vejez. Los programas del gobierno de apoyos alimentarios y económicos a los mayores de 70 años de lugares marginados resultan insuficientes. Además, los sobrevivientes de estas cinco cohortes podrán ser beneficiarios de una pensión universal que el actual gobierno federal considera un derecho de la población de [65 y +]. No obstante, es necesario crear mecanismos que inserten en la vida económica y social de México a esta población, considerándolos como riqueza de capital humano, además de que pueden ser población productiva y no dependiente.

Este resumen de las condiciones que enfrentaron las generaciones que ahora están en edades avanzadas es una propuesta de ver el fenómeno del envejecimiento como un proceso influenciado por distintos factores y que debería ser estudiado desde el enfoque de curso de vida, es decir, que factores contextuales e individuales determinan, en mayor o menor fuerza, la calidad de vida de las distintas poblaciones del país.

De la tarea de administrar la vejez presente y del futuro surge la necesidad de mejores diagnósticos e investigaciones más profundas, lo cual a su vez requiere generar mejor información y estadísticas adecuadas que permitan mayor precisión sobre cómo las políticas públicas proyecten en el desarrollo frente al envejecimiento de la población y cuáles son sus perspectivas.

Fuentes

Andrés, H., L. Gastrón y J. Oddone. “¿A qué edad se supone que empieza la vejez?”, en: Gastrón, Liliana (coord.). Dimensiones de la representación social de la vejez. Mar del Plata, Eudem, 2013.
Bourdelais, Patrice. L’âge de la vieillesse. Histoire du vieillissement de la population. París, Editions Odile Jacob, 1993.
Camposortega, S. “Cambios en la mortalidad. Cien años de mortalidad en México”, en: DemoS. Núm. 10. México, UNAM, Coordinación de Humanidades, Instituto de Investigaciones Sociales, Fondo de Población de las Naciones Unidas, INEGI, El Colegio de México, 1997, pp. 11-13.
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Gudiño, M. Campañas de salud y educación higiénica en México, 1926-1960. Del papel a la pantalla grande. Tesis doctoral en Historia, México, El Colegio de México, 2009.
Gutiérrez-Robledo, Luis Miguel. “México y la revolución de la longevidad”, en: Envejecimiento humano, una visión transdisciplinaria. México, DF, Instituto Nacional de Geriatría, 2010.
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1 Este artículo es un producto del proyecto de investigación 186319 financiado por la Convocatoría CONACYT-INEGI.
2 Por dificultades de inquietud política y lucha armada durante la Revolución Mexicana no se llevó a cabo el censo en 1920 y fue hasta el siguiente año de 1921 cuando se hizo el levantamiento censal.

 

Abigail Vanessa Rojas Huerta

Autor

Es actuaria por la Facultad de Ciencias de la UNAM y estudiante del Doctorado en Estudios de Población en El Colegio de México, donde también estudió la Maestría en Demografía. Se desempeña como consultora independiente. Pertenece a la Sociedad Mexicana de Demografía (SOMEDE) y a la Asociación Latinoamericana de Población (ALAP), en la cual fue coordinadora de la Red de Envejecimiento de la ALAP 2012-2014.


María Rosa Gudiño

Autor

Es doctora en Historia por El Colegio de México, y ha dedicado su actividad profesional a la docencia e investigación. En la actualidad, es investigadora de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN) plantel Ajusco. Entre sus principales publicaciones se encuentran las siguientes: La escuela de salud pública de México y su interacción continental: 1945-1982 y La escuela de salud pública de México, su fundación y primera época: 1922-1945 (coautora en revista Salud Pública de México, 2013), así como los capítulos I al VI del libro Cien años de salud pública en México. Historia en imágenes (2010).


Roberto Ham Chande

Autor

Es doctor en Demografía por la Universidad de París X Nanterre. Actualmente, es profesor-investigador del Departamento de Estudios en Población de El Colegio de la Frontera Norte, donde su principal línea es la investigación demográfica. Premio Nacional de Demografía 2009. Ha publicado, entre otras, Encrucijadas, prospectivas y propuestas de la Seguridad Social en México (2012), Diagnóstico socio-demográfico del envejecimiento en México (coautor, 2011), Aging in developing countries: building bridges for integrated research agendas (coautor, 2009) y El envejecimiento en México: el siguiente reto de la transición demográfica (2003).


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