Políticas de mitigación del cambio climático en México: un análisis de insumo-producto

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Las políticas de mitigación del cambio climático son aquellas que reducen las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) o aumentan su absorción. Para establecer una, es necesario identificar los sectores productivos que directa o indirectamente generan emisiones de GEI. En este trabajo se desarrolla un modelo de insumo-producto medioambiental de la economía mexicana con el propósito de analizar los efectos de un cambio en la tecnología de algunos de los sectores clave que se identifican como estratégicos y altamente emisores de GEI. La idea central es descubrir en qué medida el uso de tecnologías más eficientes en el sentido ambiental en estos sectores hace posible la reducción de las emisiones totales bajo distintos escenarios de crecimiento económico.

Palabras clave: cambio climático, gases de efecto invernadero, insumo-producto, sectores, externalidades.

Clasificación del Journal of Economic Literature (JEL): C67, D62, Q54.

With respect to climate change, mitigation means implementing policies to reduce greenhouse gas (GHG) emissions or enhance sinks. In order to design a mitigation scenario, it is necessary to identify those economic sectors of production, or industries, which directly or indirectly generate GHG emissions becoming, therefore, the sectors that call for special attention. In this work we develop an environment input-model model for the mexican economy for analyzing the effects of a technological change in some of the key sectors —those we identify as economically strategic and high GHG producers sectors. The main idea is to find out to what extent GHG emissions reducing technologies, applied in these selected sectors reduce overall GHG emissions, under different growth scenarios.

Key words: climate change, greenhouse gases, input-output, sectors, externalities.

JEL classification: C67, D62, Q54.

 

Recibido: 15 de octubre de 2013

Aceptado: 9 de enero de 2014

 

1. Introducción

El cambio climático consiste en el incremento gradual en la temperatura del planeta, el aumento en el nivel del mar y el cambio en los patrones de lluvia, así como en la frecuencia, magnitud e intensidad de eventos de clima extremo, como sequías e inundaciones. Con base en el estado actual del conocimiento es posible identificar algunas relaciones causa-efecto entre las fuentes de los llamados gases de efecto invernadero (GEI), las emisiones y la concentración de estos gases, el calentamiento global y las consecuencias climáticas sobre la población y el medioambiente.

Lo anterior permite prever distintos escenarios de la economía, con base en los cuales podemos evaluar las opciones para políticas de adaptación y mitigación con el fin de enfrentar el problema. La mitigación se definió por el Panel Intergubernamental en Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) de la Organización de las Naciones Unidas como: “…el cambio tecnológico y la sustitución que reduce insumos y emisiones por unidad de producto. Aunque varias políticas de orden social, económico y tecnológico podrían producir una reducción de las emisiones, las políticas de mitigación respecto al cambio climático son aquellas que reducen las emisiones de gases de efecto invernadero o aumentan su absorción o captura…” (IPCC, 2007, Annex II, p. 84).

En general, las políticas de mitigación tienen como objetivo la reducción del consumo de combustibles fósiles y la sustitución por fuentes bajas en carbono o la captura del mismo proveniente de las emisiones y su absorción o almacenamiento. Por lo tanto, los factores que se deben atender son los que ocasionan este consumo de combustibles fósiles, los cuales se relacionan de un modo u otro con la actividad económica, entendida en un sentido amplio.

Para diseñar un escenario de mitigación desde un punto de vista económico, es necesario identificar aquellos sectores productivos o ramas que directa o indirectamente generan emisiones de GEI y que, por lo tanto, requieren atención especial, pues son clave para la mitigación. Esta perspectiva podría ser considerada del lado de la oferta.

Los costos económicos de la mitigación del cambio climático dependen, en esencia, tanto de las intensidades de uso de energía de los sectores económicos como del valor absoluto de sus correspondientes emisiones de GEI. Ambos factores están asociados a las características tecnológicas de sus respectivos procesos productivos.

Hay distintos tipos de modelos económicos que tratan aspectos diversos de las políticas de mitigación del cambio climático desde perspectivas distintas y, en consecuencia, bajo supuestos diferentes. Los modelos pueden ser macroeconómicos, econométricos, de equilibrio general, etcétera. El presente estudio se refiere sólo a aquéllos dentro de la tradición de insumo-producto o análisis estructural que podrían ser definidos como modelos mesoeconómicos (no son ni micro ni macro) que manejan magnitudes económicas sectoriales.

Lo que tratamos, por lo tanto, es construir y desarrollar un modelo de insumo-producto medioambiental (IPM) de la economía mexicana con el propósito de analizar los efectos de un cambio en la tecnología de algunos de los sectores clave que identificamos como estratégicos desde el punto de vista de la estructura económica y como altamente emisores de GEI de manera simultánea. El periodo en el cual se estudia este análisis de impacto va del 2008 al 2020. La idea central es descubrir en qué medida el uso de tecnologías más eficientes en el sentido ambiental —es decir, menos contaminantes en estos sectores clave— hace posible la reducción de las emisiones totales bajo distintos escenarios de crecimiento del producto interno bruto (PIB).

Este artículo es un resumen de un trabajo de investigación más amplio. Está compuesto de cinco secciones incluyendo esta introducción. En la segunda, se abordan algunos problemas de orden general y se identifican los sectores estratégicos de la economía mexicana, así como los más contaminantes. La tercera expone el modelo diseñado para estimar las emisiones por sector en el periodo 2008-2020 bajo diferentes escenarios de crecimiento y de cambio tecnológico. En la cuarta se analizan los resultados del modelo y en la quinta se extraen algunas conclusiones y recomendaciones de política con base en dichos resultados.

II. Políticas de mitigación y ramas estratégicas

Estas políticas se encuentran centradas en la introducción de tecnologías de reducción o abatimiento de la emisión de GEI. En algunos casos, éstas son específicas para cada sector o rama económica (industry, en inglés) y son de dos tipos, una es llamada tecnología al final de la línea (end-of-the-pipe, en inglés) que reduce las emisiones de GEI sin implicar otros cambios en el proceso productivo y otra es la que implica un cambio importante en el proceso de producción del bien de que se trate, lo que se refleja en cambios en los coeficientes técnicos del vector de insumos del sector, con el fin de reducir la emisión de GEI.

Para inducir entre los productores de bienes y servicios un cambio tecnológico que reduzca las emisiones de GEI, los gobiernos tienen una variedad de instrumentos y medidas de política a aplicar: programas orientados al mercado, medidas regulatorias, acuerdos voluntarios, impulso a la investigación y desarrollo (I y D) en áreas específicas y medidas de apoyo en infraestructura. Tanto el IPCC (1996, 2000, 2001) como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OECD, por sus siglas en inglés, 1999) consideran en sus estudios sobre mitigación que no se puede aplicar sólo un instrumento o medida, sino que se debe adoptar un conjunto de medidas de acuerdo con las condiciones nacionales, regionales y locales. Para estimar el impacto del cambio climático en los escenarios económicos futuros, se han construido modelos de varios tipos: de alcance global, regional, nacional y local.

El problema del cambio climático fue definido por Nicholas Stern, como “…la falla de mercado más grande que se haya visto…” (Stern, 2006). Esto significa, sin lugar a dudas, que la naturaleza del problema impide que los mecanismos del mercado, por sí solos, puedan resolverlo. Entre las dificultades que se encuentran hay una amplia serie de imperfecciones de mercado que proliferan en todas las economías del mundo, grandes y pequeñas (Duval, 2008; Stiglitz, 1991). Otro problema no menos importante es que, en la práctica, las innovaciones tecnológicas orientadas a reducir la contaminación sólo ocurren cuando el Estado participa activamente en su promoción (Haščič et al., 2010). Por último, está el inconveniente de la distribución desigual de los costos de la mitigación que crea o acentúa desigualdades preexistentes dentro o entre regiones y países, que obliga a la acción de las naciones para prevenirlas o compensarlas.

Por todas estas dificultades de los mercados, es una obligación ineludible de los gobiernos la de instrumentar políticas de Estado que complementen o sustituyan a los mecanismos del mercado cuando éstos no funcionan de forma correcta o con la rapidez suficiente para hacer efectivas las políticas de mitigación del cambio climático.

1. Ramas estratégicas de la economía mexicana

El uso que inicialmente hicimos de la matriz de insumo-producto de México del 2008 (INEGI, 2011) consistió en identificar los sectores clave o estratégicos de la economía —así llamados por su importancia en la estructura económica—; en segundo término, establecer las ramas que, dentro del conjunto de las 79 que integran la matriz, destacan por ser las que emiten más GEI, de acuerdo con las mediciones más recientes (SEMARNAT, 2012).

En el análisis estructural se denominan como estratégicas o claves a ciertas ramas económicas por los efectos que tienen en las demás, ya sea a través de la demanda o de la oferta. La relación económica entre dos ramas se llama encadenamiento (linkage, en inglés) de los cuales hay hacia adelante (de oferta) y hacia atrás (de demanda). Para medirlos, se usan dos índices muy reconocidos en el análisis estructural: los coeficientes de Rasmussen (1956) y los determinados por el método de extracción (Dietzenbacher, 1993, 1997).

De acuerdo con el número de estos encadenamientos, cada rama puede tener efectos trasmisores fuertes o débiles hacia atrás o hacia adelante con el conjunto de la economía. Las que tienen más encadenamientos son consideradas clave o estratégicas porque su actividad demanda bienes de otras ramas o porque resultan proveedoras importantes de las demás. Este tipo de ramas son importantes para cualquier política que busque promover el crecimiento equilibrado de la economía.

a) Sectores clave según los coeficientes de Rasmussen

Rasmussen (1956) definió dos índices o coeficientes: uno de demanda (usando la matriz inversa de Leontief), al que llamó índice de poder de absorción, y otro de oferta (utilizando la matriz de distribución), que nombró índice de poder de dispersión. El primero mide los encadenamientos hacia atrás; el segundo, los que se hacen hacia adelante, ambos de cada una de las ramas o sectores que componen la matriz.

Al aplicar este método a la matriz de insumo-producto de la economía mexicana de 2008 obtuvimos resultados para todas las ramas de ambos índices. Son dos conjuntos de ramas económicas cuya intersección está compuesta por 11 ramas que tienen simultáneamente altos índices de absorción y de dispersión —es decir, hacia atrás y hacia adelante—: Energía eléctrica, Insumos textiles, Industria del papel, Industria química, Industria del plástico y el hule, Industrias metálicas básicas, Productos metálicos, Maquinaria y equipo, Equipo de computación y electrónicos, Equipo de generación eléctrica y aparatos eléctricos y Equipo de transporte.

b) Encadenamientos determinados por el método de extracción

Fue desarrollado por Erik Dietzenbacher (1993, 1997); calcula también encadenamientos hacia atrás (de demanda) y hacia adelante (de oferta) usando, de igual forma, las matrices de insumos y de distribución, respectivamente, pero con una formulación diferente a la de Rasmussen.

De la misma manera que el anterior, se utilizó la matriz de insumo-producto de México estimada para 2008, mediante la cual calculamos los encadenamientos hacia atrás y hacia adelante; las ramas más importantes son en total 15 (las mismas identificadas con el método de Rasmussen, menos dos: Insumos textiles e Industria del papel, más Extracción de petróleo y gas, Edificación, Industria alimentaria, Productos derivados del petróleo y carbón, Productos a base de minerales no metálicos y Autotransporte de carga).

2. Ramas económicas altamente emisoras de GEI

De acuerdo con los distintos modelos IPM, la identificación de las ramas o sectores económicos contaminantes es crucial para estimar los costos de la contaminación (Leontief, 1970; Aroche, 2000; Lenzen et al., 2004; Munksgaard et al., 2005). En este caso, nos referimos específicamente a la emisión de GEI.

Para identificar las ramas económicas con emisiones más altas de GEI, se utilizaron dos indicadores: primero se estimaron los niveles absolutos de emisión por rama económica tomando como base el Inventario Nacional de Emisiones de Gases de Efecto Invernadero del Instituto Nacional de Ecología (INE), acoplando la clasificación de actividades del IPCC que se usa en el Inventario con la del Sistema de Clasificación Industrial de América del Norte, que usa la matriz de insumo-producto de México. Es de destacar que una sola rama (Generación de energía eléctrica), produce 23.7% de las emisiones totales de la economía.

En segundo lugar, se calculó el vector de coeficientes de emisiones por rama normalizando las emisiones con respecto al valor bruto de la producción (VBP) del mismo año para obtener las emisiones por unidad de producto (en este caso gigagramos de CO2 equivalente de GEI por millón de pesos de VBP a precios del 2008).

En suma, en el caso de las ramas altamente emisoras de GEI en términos absolutos y relativos tenemos un grupo de 22: Agricultura; Ganadería; Aprovechamiento forestal; Extracción de petróleo y gas; Minería de minerales metálicos y no metálicos; Generación, transmisión y suministro de energía eléctrica; Agua y suministro de gas por ductos al consumidor final; Edificación; Construcción no residencial; Industria alimentaria; Industria de bebidas y tabaco; Fabricación de productos derivados del petróleo y carbón; Industria química; Fabricación de productos a base de minerales no metálicos; Industrias metálicas básicas; Transporte aéreo; Transporte por ferrocarril; Transporte por agua; Autotransporte de carga; Transporte terrestre de pasajeros excepto por ferrocarril; Transporte turístico; Manejo de desechos y servicios de remediación.

3. Ramas estratégicas y altamente emisoras

De las 22 que emiten mayores cantidades de GEI, identificamos un total de 17 ramas estratégicas desde el punto de vista estructural. En la intersección de estos dos conjuntos, aparecen tres grupos: en el primero hay sólo cinco ramas que son estratégicas de manera simultánea o claves por sus índices de encadenamiento y muy emisoras de GEI en términos absolutos y relativos: Generación, transmisión y suministro de energía eléctrica; Industrias metálicas básicas, Fabricación de productos derivados del petróleo y el carbón, Autotransporte de carga y Extracción de petróleo y gas. En un segundo grupo consideramos dos ramas económicas: Aprovechamiento forestal y Minería de minerales metálicos y no metálicos, cuya combinación forma el conjunto que denominamos sector estratégico-contaminante. Un tercer grupo de ramas con altas emisiones lo constituyen cinco ramas, todas asociadas al transporte: aéreo, por ferrocarril, por agua, terrestre de pasajeros y turístico. El gran total es de 12 ramas económicas a las que consideramos relevantes para fines de mitigación de emisiones de GEI, es decir, que requieren especial atención para su regulación y el cambio tecnológico (ver cuadro 1).

III. Modelo de insumo-producto medioambiental para México

A partir de los trabajos de Leontief sobre la limpieza del medioambiente en un análisis de insumo-producto (Leontief, 1970, 1973), ha habido varios modelos e instrumentos de análisis derivados de ellos. Destacan, para nuestro propósito, los aplicados a casos particulares de países o regiones, así como a sectores económicos, por ejemplo los de Duchin y Lange (1992, 1994), Kratena y Scheicher (1999), Idenburg y Wilting (2000, 2004), Lenzen, Pade y Munksgaard (2004), Wilting, Faber e Idenburg (2004), Kelly (2006) y Brink e Idenburg (2007); pero no pueden dejar de mencionarse los enfoques o modelos teóricos relacionados con la limpieza ambiental, como los de Steenge (1978), Lowe (1979), Qayum (1991), Arrous (1994), Lager (1998) y Luptacik and Böhm (1999).

De esta bibliografía destacan cuatro trabajos de IPM aplicados a la economía holandesa: Idenburg y Wilting (2000, 2004), Wilting, Faber e Idenburg (2004) y Brink e Idenburg (2007). Estos modelos resultaron de particular interés porque abordan directamente la introducción de tecnologías de reducción de emisiones de GEI. Comprenden, de hecho, dos tipos de modelos (uno dinámico y otro estático) con objetivos y metodologías relativamente distintas cada uno. El modelo IPM que construimos para México tiene diferencias importantes con estos dos, básicamente por las restricciones que impone la ausencia de información disponible.

1. Objetivos y supuestos del modelo IPM para México

Su propósito central es determinar en qué ramas de la economía es necesario realizar un cambio de tecnología para reducir la emisión total de GEI y cuáles serían sus efectos en el mediano plazo.

El modelo supone la aplicación de un conjunto de tecnologías reductoras en las ramas del sector denominado estratégico-contaminante y estima, en primer lugar, su efectividad para reducir las emisiones de GEI y en segundo, su impacto en términos de producción. El escenario alternativo supuesto es el de Business as Usual (BAU), que implica la ausencia de cambio tecnológico en la estructura económica. Se toman como tasas de crecimiento de la economía mexicana, por un lado, las registradas por agencias oficiales en el periodo 2008-2010 y las supuestas por esas mismas agencias para el 2010-2020 y, por el otro, se supone un crecimiento del PIB alternativo a una tasa de la mitad de la estimada para el lapso 2010-2020 que, en términos de PIB per cápita, es igual a cero.

De las siete ramas que integran el sector estratégico-contaminante fue posible simular en seis de ellas (Generación, transmisión y suministro de energía eléctrica; Industrias metálicas básicas, Extracción de petróleo y gas; Autotransporte de carga; Minería de minerales metálicos y no metálicos y Aprovechamiento forestal) la aplicación de tecnologías ya existentes que reducen en cada rama específica las emisiones de GEI. En el 2008, estas seis ramas representaron casi 60% de las emisiones totales de GEI por lo que, sin duda, es un grupo relevante para las políticas de mitigación desde la perspectiva de la producción económica.

No suponemos en el modelo que el mercado decide en cada caso qué tecnología resulta más conveniente aplicar, sino que esta decisión es el resultado de una política gubernamental basada en criterios de eficiencia técnica que se aplica por los mecanismos de regulación normativos que se consideren más adecuados según la rama, incluyendo la posibilidad de apoyos gubernamentales directos o indirectos para realizar las inversiones necesarias.

2. El modelo y los escenarios

a) Modelo de producción con contaminantes

Partimos de la solución usual del modelo de insumo-producto:

(1)

donde:

xt = producción bruta medida en términos económicos en el tiempo t.

At = matriz de coeficientes técnicos en el tiempo t.

yt = vector de demanda final o PIB en el tiempo t.

Introducimos ahora la ecuación de la emisión de GEI como subproducto:

(2)

donde:

xpt = vector de emisiones de GEI medido en unidades de CO2 equivalente.

ê = matriz diagonal de emisiones de GEI por unidad de producto x.

t = 0, 1, 2,...12, sea t = 0 (2008 el año base) y t = 12 (2020 el año final).

Combinando las ecuaciones (1) y (2) obtenemos:

(3)

para todo t ≤ 6

y,

(4)

para todo t ≥ 7

donde:

A+t = matriz estimada para t = 7 modificada con nuevas tecnologías en las ramas del sector estratégico-contaminante, representadas como vectores nuevos en la matriz A.

La idea central es estimar diferencias absolutas y relativas entre las variables xpt=0 y xpt=12' es decir, los niveles de contaminación entre el año base y el año final, suponiendo una tasa fija de crecimiento anual del PIB, gy = Δyt / yt-1 (y = producto interno bruto) en el periodo t = 2 a t = 12; el resto del tiempo (o sea, t = 0, t = 1 y t = 2) son tasas reales proporcionadas por fuentes oficiales.

b) Determinación de variables

• Variables observadas son todas donde t = 0, además yt=1 y yt=2. Éstas y las matrices A y ê son datos que provienen de fuentes oficiales o bien son estimadas sobre esos datos.

• El vector pronosticado es yt=3,…,12.

• La variable exógena es la matriz A+ que es la matriz A, modificada en los vectores de insumos del sector estratégico-contaminante definido como ê+.

• Los vectores incógnita estimados por el modelo son: xpt ≠ 0 , xt ≠ 0 .

c) Escenarios

Se tienen cuatro alternativos:

• Escenario 1 (E1): no hay cambio tecnológico, la economía crece a una tasa constante del PIB de 3.5% anual del año dos al 12. El supuesto de crecimiento se tomó de la línea base del estudio de SEMARNAT (2009).

• Escenario 2 (E2): no hay cambio tecnológico, la economía crece a una tasa constante del PIB de 1.7% anual del año dos al 12. Este crecimiento significa un PIB per cápita constante en el periodo.

• Escenario 3 (E3): hay un cambio simulado de tecnología en seis ramas del sector estratégico-contaminante, que ocurre en el cuarto año (2012), pero comienza a dar resultados al séptimo (2015); es decir, se supone un periodo de maduración o aprendizaje de tres años. Del año uno en adelante, la matriz A se convierte en A+. El supuesto está fundamentado en experiencias de cambio tecnológico en las mismas ramas de otras economías. La economía crece a una tasa constante del PIB de 3.5% anual del año dos al 12.

• Escenario 4 (E4): como en E3, hay un cambio simulado de tecnología en seis ramas del sector estratégico-contaminante en los mismos periodos, pero como en E2, la economía crece a una tasa constante del PIB de 1.7% anual del año dos al 12.

IV. Resultados del modelo aplicado

1. Línea base (Business as Usual) 2008 al 2020

Los primeros dos escenarios describen igual número de trayectorias sin cambio tecnológico para la reducción de emisiones de GEI (también llamadas líneas base o BAU), bajo dos supuestos de crecimiento del PIB distintos. La otra suposición importante que se mantiene en los cuatro escenarios considerados es que no hay ningún cambio en la demanda agregada ni en sus componentes o estructura por rama en el periodo de estimación (2010-2020). Los resultados de las estimaciones aparecen en el cuadro 2 y en la gráfica 1, y tal como se aprecia en éstos, las tendencias de las emisiones de GEI son las mismas que las del PIB, por lo tanto, varían al mismo tiempo y en proporción similar. El 2009 registra un descenso en las emisiones debido a la disminución en el PIB por efecto de la crisis económica internacional que se reflejó en la economía mexicana.

2. Introducción de cambio tecnológico y reducción de las emisiones de GEI

De las ramas consideradas en el sector estratégico-contaminante, la de Aprovechamiento forestal fue incluida sin tener encadenamientos importantes hacia atrás o hacia adelante como las otras seis, pero sí resulta fundamental que sea atendida por el alto nivel de emisiones de GEI absolutas y, sobre todo, relativas que implican esta actividad. Otra de las ramas considerada en este sector fue la de Productos derivados del petróleo y del carbón, pero de ella no fue posible conseguir una tecnología adaptable a la matriz que tuviera efectos de reducción de emisiones de GEI.

El tipo de cambio tecnológico que se simuló en seis ramas del sector estratégico-contaminante consistió en sustituir el vector columna de coeficientes técnicos de cada una de esas ramas de la MIP de México por otros de la misma magnitud, pero de composición diferente que fueron tomados de la MIP de Canadá, donde estas ramas han probado ser menos contaminantes en términos relativos que las correspondientes de México, es decir, son probadamente más eficientes.

Las razones particulares por las que se escogieron los coeficientes de estas ramas de la economía de Canadá fueron tres: el sistema de clasificación industrial que usa la MIP es el mismo que se usa en México, como parte de los acuerdos del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN); Canadá registró una reducción sustancial en las emisiones de GEI entre 2003 y 2008 como resultado de cambios tecnológicos y políticas gubernamentales orientadas en esa dirección y las ramas de las que se tomaron los vectores de coeficientes registraron coeficientes de emisión de GEI más bajos que los de México en las mismas unidades, en un periodo idéntico.

Sin duda, podría cuestionarse la transferencia de tecnologías reductoras de GEI de algunas ramas o sectores de la economía de Canadá a México, sobre todo si consideramos las diferencias y asimetrías en los niveles de vida, desarrollo tecnológico y estructura política y social entre ambos países. Pero, respecto a las transferencias tecnológicas entre países muy diferentes en ramas específicas con el objetivo de reducir las emisiones de GEI, hay constancia de experiencias reales, como indica el estudio de la OECD al respecto (véase Haščič et al., 2009).

Además de sustituir los vectores de insumos de estas ramas seleccionadas de la economía canadiense a la mexicana, se reemplazan también los coeficientes de emisión de GEI de estas mismas ramas en la matriz ê, que se convirtió en ê+ y se utilizó en la ecuación (4) con fines de estimación. Los resultados para los cuatro escenarios se presentan en el cuadro 3.

Como era de esperar, el nivel estimado de las emisiones de GEI medido en gigagramos de CO2 equivalente entre los años 2015 y 2020 es inferior con cambio tecnológico que sin él. La reducción importante ocurrió en el 2015, que es cuando se supone maduraron las nuevas tecnologías simuladas. Desde luego, el descenso en las emisiones es mayor a tasas bajas de crecimiento del PIB que a tasas altas. Por último, es necesario destacar que el cambio tecnológico simulado ocurre sólo en seis ramas económicas, pero su efecto se esparce a las demás, por ser estratégicas.

3. Cambios en las emisiones de GEI por rama

En el cuadro 4 se presentan las estimaciones del modelo de las emisiones de GEI para el 2015 y 2020, así como las registradas en el 2008 según datos del Inventario para un conjunto de 16 ramas, todas estratégicas dentro de la MIP y/o altas emisoras de GEI en el 2008; de hecho, representaron en este año 88% del total de emisiones de GEI de la economía. Entre ellas se encuentran las que fueron seleccionadas para simular el cambio tecnológico, de las cuales cuatro (Aprovechamiento forestal, Extracción de petróleo y gas, Minería de minerales metálicos y no metálicos e Industrias metálicas básicas) reducen sus emisiones de GEI en ambos escenarios (3 y 4) en términos absolutos entre el 2008 y 2020. No obstante, las otras dos en las que se simuló el cambio tecnológico (Generación, transmisión y suministro de energía eléctrica y Autotransporte de carga) no redujeron sus niveles de emisión estimados para esos años. Casi todas estas ramas de la economía están vinculadas (unas más directamente que otras) a un sector que podríamos denominar como energético, es decir, que consume en su proceso productivo altas cantidades de combustibles fósiles, o sea, carbón, petróleo o sus derivados.

4. Cambio tecnológico y crecimiento de la producción bruta

El cuadro 5 y la gráfica 3 muestran la trayectoria del VBP a precios del 2008 en los cuatro escenarios considerados. Aunque el indicador puede no ser del todo adecuado para medir el crecimiento económico, éste refleja, de cualquier manera, el impulso favorable del cambio tecnológico simulado en la tendencia general de la economía. Se puede apreciar claramente que una modificación en la matriz de coeficientes técnicos producida por un cambio tecnológico en ramas estratégicas tiene efectos importantes y benéficos, como la reducción de la emisión de contaminantes y el crecimiento del producto simultáneamente, a pesar de lo limitado del cambio tecnológico simulado.

V. Conclusiones y recomendaciones de política

1. Conclusiones a partir de los resultados del modelo

Los resultados del modelo ilustran claramente la forma en que las emisiones de GEI son generadas (como subproductos) en la estructura de la economía mexicana. Muestran que son las ramas del sector energético las que más emisiones emiten y las que, por su capacidad de difundir influencias, estimulan de manera indirecta las emisiones de GEI del resto de las ramas económicas. Es claro que, a menos que haya un gran cambio tecnológico en todas las ramas del sector energético y las asociadas a los servicios de transporte, hay pocas probabilidades de que se reduzca la tendencia a producir cada vez más emisiones de GEI si hay crecimiento económico.

El impacto de un cambio tecnológico simulado en seis ramas estratégicas y altamente contaminantes parece reducido, pero no es así, pues hay que recordar que en cuatro de las seis se reduce la emisión en términos absolutos entre el año base 2008 y el año meta que es 2020, sin sacrificar crecimiento. Lo anterior significa que si el cambio tecnológico abarca más ramas importantes y se usan tecnologías más audaces, los resultados pueden ser sorprendentes, sin reducir o cancelar las posibilidades de crecimiento económico.

2. Recomendaciones de política

De la revisión de los debates y las experiencias respecto a las políticas para reducir las emisiones de GEI que ocasionan el cambio climático (ver Ruiz Nápoles, 2013), así como de los resultados de la aplicación del modelo IPM para México, se desprenden algunas lecciones que pueden servir como recomendaciones:

• Las políticas basadas primordialmente en el mercado libre dan resultados no eficientes, inequitativos, insuficientes o tardíos por imperfecciones de la competencia; es decir, en esta área es común la falla del mercado, lo que implica la necesidad de participación directa e indirecta del Estado en la aplicación de medidas que induzcan los cambios tecnológicos que se requieren en las áreas que lo necesitan con oportunidad y eficiencia. Las experiencias mostradas por los estudios del IPCC y de la OECD confirman lo anterior.

• Los sectores energético y de transporte constituyen en México, como en otros países, los que requieren el cambio tecnológico de mayor profundidad para abatir las emisiones de GEI y son los que, a su vez, difundirán sus efectos favorables con mayor fuerza que otros sectores al resto de la economía. Además, en México, hemos podido identificar otras ramas que requieren inmediata y especial atención en materia de política de mitigación, como el Aprovechamiento forestal y la Minería de minerales metálicos y no metálicos.

• Sin abandonar el uso de instrumentos de mercado, es necesaria en México la actividad del Estado en materia regulatoria para promover el cambio tecnológico que se requiere. El control y la regulación estatal de las empresas productoras de energía son necesarios para la introducción de cambios tecnológicos en este sector. Por su parte, también se requiere la intervención estatal mediante estímulos y regulación para promover innovaciones tecnológicas en las empresas asociadas al transporte.

• La experiencia de Canadá (en especial en materia forestal) nos muestra que este sector puede pasar de ser gran generador de emisiones de GEI a absorber CO2 en forma importante en un lapso relativamente corto y sin grandes erogaciones financieras, pero con una política estatal clara y decidida orientada a la reforestación.

Para el cambio climático global, todo lo anterior resulta insuficiente si no se impulsan acuerdos internacionales efectivos que establezcan regulaciones generales y mecanismos de sanción a quienes no las cumplan.

Fuentes

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Pablo Ruiz Nápoles

Autor

Es licenciado en Economía (1976) por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), así como maestro (1978) y doctor (1996) en la misma disciplina por la New School for Social Research, NY. Desde 1979, es profesor de tiempo completo en la Facultad de Economía de la UNAM. En la actualidad, es titular C definitivo adscrito al posgrado con calidad de tutor. Pertenece al Sistema Nacional de Investigadores y es miembro regular de la Academia Mexicana de Ciencias. Imparte cursos en la Licenciatura en Economía Internacional y en el Posgrado en Economía Internacional y Análisis Estructural. Tiene varios artículos en revistas internacionales y nacionales arbitradas, además de algunos libros publicados.


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